domingo, 28 de junio de 2009

Almendras de vino

Casi un mes, y los comentarios no abundan...
Hasta ahora la vida se da como una cadena de ciscunstancias bien elaboradas y sincronizadas, pero para nada planeadas.
El amor, el eterno amor hace que nos encontremos en parajes inesperados pero inevitablemente deseados, los momentos se suceden, tocando todo lo que esta y lo que no esta, se hacen planes que no llegan a su fin, su realización se escapa de las manos de quien lo planea y todo se vuelve una parálisis, un increible calambre en el alma.
El amor, una palabra o todas, los ojos bien puestos que se desorbitan y se expanden, las horas que pasan como luciérnagas inalterables , satíricas, que se burlan del ingenuo, del poco precavido, en otras palabras, del amante.
Y el momento parece no llegar, y la derrota se hace tan evidente que ni siquiera se llega a ella. Pero cómo saber si es derrota antes de librarla. Los indicios la indican como tal, los vientos reclaman tu rostro vidrioso en todas partes. La derrota es evidente, las pruebas están en tu contra y eres culpable de amar sin ser amado. La condena es un dia de trabajos mentales y almáticos (palabra inventada) inherentes a la situación, y una eternidad de ojos apagados, bocas vociferantes de aullidos inconsolables, cigarros vitalicios, botellas de licor, y guitarras atiborradas de ti, silencio, y sueño.

2 comentarios:

  1. Eso de ser derrotado, eso de sentirse derrotado antes de luchar, es como dicen: partir perdiendo. De eso si que sabemos

    Saludos mis estimados amigos

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